Michael estaba más decepcionado de lo que pensaba cuando la conoció.
Entonces, ¿Quizá era porque tenía grandes expectativas? Estaba confundido. Iby, por otro lado, no se sentía cómoda al ver la luz de decepción en los ojos de Michael. Rápidamente explicó:
― Entiendo tu desconfianza
hacia mí como miembro de la Familia Imperial. Pero créeme, no vine aquí porque
necesitaba un Caballero Personal al que tratar como lo hace cualquier otro
integrante de mi familia.
― Entonces vino aquí porque
necesitaba algo.
― Michael, te necesito.
Desesperadamente. Y para ser precisos, no necesito otro Caballero Personal que
no seas tú.
― ¿...Qué?
― Tú, eres el único al que necesito, Michaelis Agnit.
La sinceridad que Iby demostró una y otra vez, finalmente conmovió un poco a Michael.
― ¿Por qué me elegirías como
tu Caballero Personal?
― La razón es un gran secreto,
no puedo decírtelo aquí. Pero te lo contaré cuando seas mi Caballero Personal.
― Entonces, ¿qué me puedes
decir ahora?
― Michael, eres una persona
muy importante para mí y te respetaré como un Caballero tanto como pueda. En
particular, nunca usaré mi poder para imponerte un rol u obligarte a hacer
alguna tarea que te resulte humillante. Lo prometo con mi nombre y honor.
― Esa es una simple promesa.
Ella no pudo refutar su desdeñosa respuesta. El comentario de Michael señalaba que la promesa verbal de Iby no era suficiente.
Había una manera de hacer un contrato con poderes mágicos, pero cuando establecías una relación de amo sirviente mediante la imprimación, el contrato se rompía.
Esto era a causa de que al hacer el juramento de lealtad se creaba un contrato mágico que poseía poder absoluto sobre cualquier otro pacto, y al mismo tiempo era el contrato más injusto existente ya que obligaba al homúnculo a estar en una posición absurda e irracional.
Por lo que era bastante
extraño que Michael creyera las palabras de Iby de manera sencilla.
Era una situación inevitable, por lo que Iby habló con los hombros caídos:
― Lo siento. Todo lo que puedo hacer es pedirte que creas en mí.
― Supongo que sí... ―dijo Michael sin esperar mucho.
Iby se puso nerviosa, entonces Michael preguntó algo más:
― Pero Séptima Princesa, ¿no
son mis intenciones irrelevantes para ti de todos modos?
― ¿Huh?
― La imprimación con el
juramento de lealtad no es como un simple tatuaje que nos una de forma
independiente. ¿Sabes que, si me niego a algo y usas tu poder podrás someterme
fácilmente, no es así?
― No, te pediré permiso
primero. Si no lo hago, sería como forzarte a hacerlo.
― Eso es asombroso en muchas
maneras.
― ¿Qué?
― Es asombroso como hablas
como si estuvieras pensando en mi consentimiento, pero es aún más asombroso que
hables como si imprimarme no fuera un problema para ti.
― Ah.
Solo entonces Iby se dio cuenta del matiz de sus palabras.
― Debes tener mucha confianza, ¿crees que serás capaz de imprimarme a mí, quien ni siquiera pudo jurar lealtad al Emperador?
Michael sonrió levemente, levantando las comisuras de su boca. Era una sonrisa confusa, no sabía si era desafiante o provocativa.
Sonrió, Iby fue cuidadosa y clara:
― Michael, creo que es posible si no lo rechazas con todas tus fuerzas.
Era una voz sin una pizca de arrogancia.
De hecho, su talento y dominio innatos de la alquimia de Iby eran únicos en la Familia Imperial. Sin embargo, ahora había reencarnado con todos los logros de su vida pasada. Por lo que el intento de Iby por atrapar a Michael nunca se trató sobre la suerte y el esfuerzo.
― Genial. Quizá realmente puedas imprimarme.
Michael realmente admiraba la confianza de Iby. En ese momento, Iby añadió apresuradamente, como si hubiera recordado algo:
― No tuerzas mis palabras.
Estoy diciendo que pediré tu permiso por adelantado en caso de que quieras
negarte. No es algo que me guste hacer, pero no quiero forzarte. En serio.
― Sí. Ya entendí.
― ¿Realmente lo entiendes?
― Claro.
― Wow, no eres tan retorcido
como pensaba. Es un alivio.
― ¿Qué...?
La expresión de Michael se volvió extraña, ya que no sabía si lo que había escuchado era un cumplido o una maldición.
Iby fingió no verlo y agarró el dobladillo de su vestido e hizo una cortés reverencia, tal como las que se hacen antes de comenzar un baile.
― Por favor sé mi Caballero Personal. Michael.
Michael simplemente miró a Iby. Sus morados ojos parecían querer decir algo.
Después de una larga pausa, pronunció:
― Odio a la Familia Imperial ―dijo, y tan pronto como como mencionó la palabra Imperial, los ojos amatistas de Michael cobraron vida.
Iby, que no se había preparado para ese tipo de comentario, apretó los puños y suspiró profundamente. Cuando Michael la vio, quedó estupefacto.
Michael se preocupaba por Iby a su propia manera, y ese comportamiento de ella lo confundió. Era debido a que, ella reaccionó suavemente frente a un comentario de odio hacia la repugnante Familia Imperial que en otras personas hubiera causado estragos.
“¿Qué pasa conmigo?”
Michael habló deliberadamente en un tono más frío, para ocultar sus temblorosos sentimientos:
― No importa cuán diferente
seas de la Familia Imperial, sigues siendo parte de ella después de todo. Es lo
mismo para mí.
―..., Lo sé. ―la voz de Iby se sitió un poco sofocada cuando respondió. Fue un poco diferente de como sonó en su cabeza.
Michael continuó:
― No importa que tan poderoso
sea el juramento de lealtad, no puedes controlar las emociones por completo.
Pero estás atado a un objeto que odias y le ofreces tu lealtad y devoción
despiadada, ¿sabes lo irrazonable que es esta relación?
― Sé que es demasiado pedirte
lealtad o compromiso. No te obligaré a ser emocional. Solo tienes que cubrir el
puesto como mi Caballero Personal y cumplir con las menores obligaciones
posibles. Eso es lo único que quiero. Lo prometo.
― ¿Todo lo que tengo que hacer es ocupar el puesto? No entiendo por qué una gran dama como Su Alteza retrocede contra un homúnculo.
Iby no tenía nada que decirle a Michael por ahora.
El pronto se convertiría en el Rey de los homúnculos y ejercería poder sobre ellos, pero todavía era muy pronto para revelarle eso, o que estaba considerando la sucesión al trono en su segunda vida.
Iby solo sonrió de manera incómoda. Michael no parecía querer dejarlo pasar hasta escuchar una respuesta convincente. Por lo que continuó con su hipótesis e interrogaciones:
― Es normal que no quieras
tener como Caballero Personal a alguien que aborrece a la Familia Imperial.
Pero viendo que estas eligiéndome como tu Caballero Personal, ¿quizás estás de
mi lado?
― ¿Huh? ¿De tu lado?
― ¿Por qué no? Sientes placer
en conquistar a tu rebelde oponente...
― Hey, no soy una pervertida.
― ¿No?
― ¡No!
A pesar de las firmes negativas de Iby, Michael no pudo deshacerse completamente de sus dudas. Después de todo, había personas dentro de la Familia Imperial con pervertidos gustos y aficiones perversas.
Incluso si el malentendido se profundizó, era inevitable ya que se debía a los antecedentes familiares.
Iby suspiró y dijo:
― Michael, te voy a dar todas
las explicaciones que quieras.
― ¿Después de que me convierta
en tu Caballero Personal?
― Sí, así que conviértete mi Caballero Personal.
En vez de hacer una reverencia cortés, esta vez Iby extendió amablemente su mano como si se la estuviese ofreciendo a un amigo cercano.
Michael miró fijamente la mano de Iby durante un momento.
Sus blancas manos parecían muy cálidas y suaves como si tuvieran luz. Era una cueva llena de oscuridad, pero parecía que una luz brillaba sobre ella. Tal vez por eso Michael sintió la necesidad de tomar la mano de Iby.
Los ojos de Michael se sentían medianamente vacíos. Sintió una sed inesperada y tragó saliva. Parecía sorprendido por esta reacción.
“No. Ella es de la realeza. Despierta.”
Trató de no dejarse engañar por su apariencia de salvadora. En ese momento estaba ocurriendo un feroz conflicto en su mente.
Pero las siguientes palabras de Iby le dieron fin al mismo.
― Sal de aquí conmigo, Michael.
La respiración de Michael se detuvo. Tal como si el tiempo se hubiera detenido, permaneció inmóvil mucho tiempo. Solamente miró la mano que estaba extendida frente a él.
― ¿Michael? ―Iby lo llamó, extrañada.
El hermoso rostro de Michael lucía atormentado.
― No quiero servir a la Familia Imperial... No quiero. Pero... Volverme tu Caballero Personal es la única forma que tengo para salir de aquí....
Michael miró a Iby y habló dolorosamente:
― Quiero salir. Aceptare ser encadenado mediante el juramento de lealtad. Sácame de aquí.
Había pasado Tres meses encerrado en la prisión flotante. La mente de Michael estaba más devastada por la soledad que por el odio o la ira hacia la Familia Imperial.
Estaba desesperado por salir y ver el mundo. Sus manos que estaban en el suelo temblaban. Eran unas manos patéticas y desgastadas que habían arañado en varias ocasiones el frío suelo de hierro.
Iby ya no esperó a que Michael tomara su mano, por lo que se agachó mientras lo vigilaba y lo tomó ella misma
― Sí, salgamos.
Iby envolvió las manos de
Michael con las suyas, entonces una luz blanca y cálida fluyeron de sus manos y
penetraron las de él.
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