Las
ambiciones de una mujer en su segunda vida.
“― Hermana, ¿Sabes cuál es el significado de la Belladona?”
La voz de su hermana, que resonaba en sus oídos era tan dulce como la de un ángel, pero pronto se convirtió en la cosa más venenosa del mundo.
“― Ahh, ¿Finalmente estás muerta?”
La mente de Iby se aclaró en ese momento.
“¡Rosie! ¿Por qué...?”
Hubo una sensación de traición. Solo entonces se dio cuenta de que algo andaba mal.
“No me digas, ¿este era tu objetivo desde el principio?”
En el momento en que abrió el frasco con veneno, sintió el deseo insoportable de beber su contenido, y ahora que lo pensaba, definitivamente era magia de atracción.
“Rosie, eres la única persona de la familia Imperial elegida por Michael. ¿Pero por qué tenías que...? ¿No me digas...?”
Un pensamiento cruzó por la mente de Iby.
Para Michael, la presencia de Roseline no era más que la de un prisionero Imperial que eventualmente vivió gracias a la Piedra Filosofal.
Si solo hubiera un prisionero, habría sido difícil lidiar con una situación en donde Roseline no pudiera seguir adelante o pudiera traicionarlo. Entonces Michaelis podría haber necesitado un seguro.
“Michael me mantuvo en el
dormitorio de la prisión, no en el calabozo. Él podría haberme mantenido en
reclusión en primer lugar y usarme como reemplazo. No creo que la posesiva
Rosie comprendiera esta situación.”
Todo quedó claro.
“Aquello sobre que hoy era el día de mi ejecución, el método de muerte que se decidió para mi castigo, ¡Y todas las cosas que dijo, diciendo que Michael me ejecutaría, era falso! ¡Me asustaste para que perdiera la razón y bebiera el veneno! ¡Ahh!”
Fue irónico.
La cordura que había perdido por miedo a una cruel muerte volvió solo cuando cruzó el umbral de la muerte.
“Todo fue una trampa. ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo? ¡¿Cómo...?!”
Ibyenrose luchó contra la traición y la ira.
Ese momento, que sintió una sensación de arrepentimiento que no pudo pasar por alto incluso después de su muerte.
Los ojos de Iby se enrojecieron ante la mentira.
― ¡Ugh...!
Las lágrimas que se acumularon en sus ojos fluyeron, el techo era visible a la vista.
“¿Ha-habitación...?”
Iby estaba muy avergonzada.
“¿Qu-qué? ¿Estoy muerta?”
En medio de tanta sorpresa,
sentía que su pecho le dolía y que estaba a punto de estallar.
Esa sensación cercana al sufrimiento era algo que un corazón, que había sido
paralizado por el veneno de Belladona, no podía otorgar.
Estaba viva.
Claramente estaba respirando y no estaba muerta.
― Yo... ¿Estoy con vida...?
Su voz también era normal.
Sus cuerdas vocales que habían sido envenenadas, sorprendentemente cumplieron su función. Estaba segura de que estaba viva. Su respiración se relajó hasta cierto punto, y su cuerpo que estaba agitado, también se calmó.
Pero su mente todavía tenía que aceptar el shock.
“¿Qu-qué diablos es este lugar?”
Era una habitación familiar, pero pequeña, no era la habitación que usaba la Iby de 25 años. El aposento le resultaba conocido, tenía la apariencia más oscura y aburrida del Palacio Imperial, decorada con papel tapiz de color vino, madera de nogal oscuro y unas grises cortinas de seda, era la habitación donde Ibyenrose había vivido hasta los 23 años.
“¿Qué es esto? ¿Por qué
estoy en este dormitorio de nuevo? Esta es una habitación que ya no existe. Es
un lugar que fue utilizado como almacén desde que me mudé, hace dos años.”
Iby pensó mientras miraba al techo con una seria expresión.
“Ahh, huh, de acuerdo. Mantengamos la calma. No creo que esto sea un sueño o una ilusión... No me digas que esto es... D-de ninguna manera. Esto no puede ser cierto, ¿no es así? Me auto engañé más de un centenar de veces en la prisión con que podría hacerlo bien si volvía al pasado, por lo que mi mente debe haberse vuelto extraña.”
Por el momento Iby decidió verificar la situación primero pensando en que podría haber enloquecido. Usó su débil magia para concentrarse y sentir el maná a su alrededor.
“No creo que se trate de una fantasía.”
Bajó cuidadosamente de la cama y se paró frente al espejo. Casi gritó.
“¡Oh por Dios!”
En el reflejo del espejo vio a una Iby, que como mucho, estaba en su adolescencia.
Tocó su cara a tientas porque no podía creer lo que veían sus ojos. Mientras tocaba sus mejillas menos regordetas, se dio cuenta de que iba peinada con una trenza al costado.
Ese peinado rústico y despeinado era algo que solía usar en su infancia, en la época cuando no se molestaba en prestarle atención a su cabello porque estaba muy concentrada en la investigación de la alquimia.
Era demasiado pensar en que se trataba de una fantasía mágica. Por lo que, en este punto, no tuvo más remedio que pensar en una hipótesis.
“¿Regresé a mi juventud?”
Parecía que realmente había sucedido algo con lo que se estaba volviendo loca mientras se arrepentía tanto en la prisión.
“No puedo creerlo. Será mejor que le pregunte a mi profesor cuando lo vea.”
El simple hecho de ponerse a pensar no le iba a dar respuesta. La regresión del tiempo era un milagro mucho más allá de la magia y la alquimia. No sería posible a menos que estuviera a la altura de los grandes sabios.
La oportunidad que cayó en
manos de Iby fue más importante que las incógnitas sin resolver.
Iby aflojó su trenza y se miró fijamente en el espejo.
“Esto es real. Bueno, entonces lo que tengo que hacer es...”
Los ojos ambarinos frente al espejo brillaron intensamente.
“Debo convertirme en la Princesa
Heredera.”
***
Cuando terminó de organizar un poco su cabeza, una dama con cabello castaño claro entró por la puerta. Era Cedella, la sirvienta principal de Iby.
― Se despertó temprano, su
Alteza. ¿Durmió bien?
― Ahh, Cedella. Buenos días.
Hoy te ves...
― Disculpe, ¿Qué quiere decir?
― Te ves joven.
― ¿En serio? Creo que la mascarilla facial de miel que me puse anoche debió hacer efecto.
Fue suficiente con ver a Cedella rejuvenecida, Iby decidió aceptar completamente que había regresado en el tiempo.
Por ahora, la prioridad era averiguar en qué fecha se encontraban. Iby bebió una taza de té negro y le preguntó a su sirvienta.
― Cedella, ¿Tengo algún evento
importante en mi agenda esta semana?
― No, pero la próxima semana hay un evento importante. Es el cumpleaños número 16 de la Octava Princesa Imperial Roseline.
Iby escuchó el nombre de su media hermana, quien la instó a beber el veneno. Su cara se puso rígida, pero inmediatamente pensó sobre el cumpleaños número 16.
Su media hermana, un año menor, estaba a punto de cumplir los 16, eso significaba que ella tenía 17 años ahora. Iby tenía 25 años cuando murió, por lo que era 8 años más joven.
― Wow, eso es genial.
Los vítores eran un acto inapropiado para una dama, pero Cedella soltó una suave risa, como si entendiera todo.
― Así es, es un día genial.
Los 16 años de las Princesas y los Príncipes suelen ser especiales. ¿No es a
esa edad cuando tienes la oportunidad de elegir a tu Caballero Personal
homúnculo?
― Ahh, cierto. La elección del
homúnculo.
― Esta ceremonia es la flor de
los eventos Imperiales y el mayor sueño para muchos, pienso que es un día muy
importante para elegir a alguien con quien compartir una relación espiritual.
― Huh,
así es.
La respuesta de Iby fue mecánica. Tal como ella recordaba, Roseline reemplazó al Caballero Personal que había elegido a sus 16 años tan solo tres años más tarde. Para así colocar a Michael en dicha posición.
En el pasado, Iby habría silenciado inmediatamente a Cedella, respondiendo en un tono acusador tan pronto como mencionara los Caballeros Personales, pero era diferente ahora que había regresado en el tiempo.
Ibyenrose mantuvo a su sirvienta balbuceando del tema.
― He oído que hay homúnculos
haciendo fila para poder convertirse en el Caballero Personal de la Octava
Princesa Imperial. Ya que ella es considerada la “Rosa Blanca del Imperio”
supone un gran honor convertirse en su Caballero Personal.
― ...Más que la Rosa Blanca
del Imperio, debería ser la Belladona del Imperio.
― ¿Disculpe…?
― ¿Huh? ¿Por qué dejaste de
hablar, Cedella? ―preguntó Iby con tacto y levantó la taza para beber
té. Levantó el dedo meñique elegantemente.
― Ahh, no es nada. Escuché
algo aún más interesante. De hecho, su Majestad, la Octava Princesa Imperial ya
eligió a un homúnculo para ser su Caballero Personal.
― ¿De quién se trata?
― Es un homúnculo llamado
Sylvestian. ¿Recuerda al homúnculo de cabello plateado en la primera fila de la
ceremonia de inspección a principios de este año? Es ese Caballero.
― Ahh.
La información de la que Cedella hablaba, era cierta.
De hecho, el homúnculo que Roseline eligió como su Caballero Personal a la edad de 16 años y que abandonó tres años más tarde era precisamente Sylvestian Millard.
Seguramente él era el adorno más adecuado para Roseline quien era conocida como la “Rosa Blanca del Imperio”.
Era reconocido por sus habilidades tanto en el manejo de la espada como en la magia, pero su rasgo más prominente sin duda era su cabello platinado, lo cual era muy extraño de ver en los homúnculos, ya que usualmente tenían el cabello oscuro.
Debido a que para la Familia Real la apariencia era más valiosa que las habilidades del homúnculo, el cabello plateado era valioso.
“Pero, ¿Cómo supo Cedella que yo no tenía idea de esto en mi anterior vida?”
Iby estaba interesada en cómo Cedella se dio cuenta de aquello.
― Cedella, ¿de dónde diablos
sacaste esa información?
― Del “Hadellum Times”.
― Ah, el periódico de chismes.
Era un periódico amarillista famoso por informar sobre la vida privada de la Familia Imperial utilizando títulos provocativos.
Iby colocó sus manos sobre los hombros de Cedella. Mirando a la nerviosa sirvienta, le preguntó seriamente.
― De casualidad, ¿Tienes una
suscripción regular?
― ¿Qué? Así es...
― Eso es bueno. Por favor
avísame si aparece alguna otra noticia importante en el futuro. Es muy útil.
― ¡Ah, sí! Me alegro que sea de ayuda. Lo haré lo mejor que pueda.
Cedella pensó que sería
regañada por estar viendo cosas inútiles, pero cuando la alentaron, se sintió
encantada. Iby sonrió con amargura, llevándose la taza de té a los labios.
Es porque se encontraba reflexionando en que no debería regañar a la sirvienta, ya que era como un maestro que poseía un vasto conocimiento.
“Seré flexible en esta vida, sin importar qué. Es suficiente con vivir tranquila en la habitación, como un sabio maestro.”
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