Las ambiciones de una mujer en su segunda vida. 3
― ¡Ya-Ya veo!
La elección de Cedella fue un vestido suave de seda, color crema, faldas finamente bordadas y mangas con pequeñas hojas.
El vestido resaltado en
verde combinaba con el cabello rubio, ligeramente lima de Iby.
― La clave está en qué hacer
con su cabello. Estoy preocupada, tiene que enfrentarse a la elegante Tercera
Princesa y a la encantadora Octava Princesa a la misma vez, ¿No es así? Creo
que es importante equilibrar la elegancia y la belleza en un punto medio porque
si lo inclinamos hacia un lado definitivamente será comparada con el otro lado.
― Correcto. No tengo la intención de competir de frente con un solo lado aún.
Pensaban en distintos propósitos, pero ambas estaban decidas a completar el saludo matutino de esta mañana.
A diferencia de lo habitual, Iby cooperó activamente con Cedella, quien siempre había preferido minimizar los accesorios, era un deber decorarse para ir al palacio, el centro de la comunidad política, ya que según lo bien que lo hacías, la gente alrededor te veía con una perspectiva diferente.
“Tengo que trabajar duro para conseguir mi propósito.”
Iby decidió ajustarse a los tiempos del Palacio Imperial. Por lo que rastreó en sus recuerdos pasados buscando información útil.
― Bueno, Cedella. Creo que
Brigitte asistirá con el cabello trenzado, mientras que Roseline tendrá dos
coletas bajas.
― ¿Debería confiar en sus
palabras? Un peinado que no se superponga con los otros estilos y que esté
equilibrado en ambos lados... Lo tendré en cuenta. ¿Por qué no lo peinamos con
un recogido medio con trenzas laterales y dejamos el resto con ondas sueltas
para resaltar su belleza?
― Hmm, de acuerdo.
Sus ojos, mejillas y labios se tiñeron de rosa pálido sobre su blanca piel. Después de terminar su maquillaje, una hermosa mujer rubia con una sensación fresca y saludable no dejaba de parpadear, mirando su reflejo en el espejo con sus ojos color ámbar.
Finalmente, llegó el momento de escoger los accesorios.
Antes, simplemente se habría puesto un collar y aretes granate verde claro, pero ese no era el caso hoy.
― En un día como hoy, necesito
tomar prestada la fuerza de mi madre. Cedella, por favor trae el joyero de mi
madre. Vamos a usar los accesorios.
― Sí. Voy a adornarla adecuadamente hoy, Su Alteza.
La pequeña caja tenía unas hermosas joyas y accesorios almacenados. Iby eligió las joyas color granada para combinarlas con su maquillaje rosa.
― Pon tantas horquillas como puedas.
Igual que un hombre cuyo propósito era hacer su cuerpo lo más pesado posible, Iby usó muchos accesorios de lado a lado.
Tenía trabajo que hacer.
― Mi padre parece tener un
fuerte dolor de cabeza estos días. Necesito preparar un buen té para aliviar su
malestar.
― A Su Majestad le encantará. El té que preparó es realmente delicioso.
Combinar té de diferentes tipos para crear uno nuevo era el pasatiempo de Iby. Iby
solía ir a una estación de trabajo que tenía, la cual parecía un tocador y un
estante combinados.
Allí guardaba las hojas de té, los pétalos y las rodajas de fruta en contenedores mágicos de conservación, donde estaban cuidadosamente secados y tallados. Y en el cajón bajo la mesa de trabajo, estaba guardada la receta de té que Iby valoraba tanto como sus estudios de alquimia, la mantuvo firmemente resguardada bajo un hechizo de seguridad.
― No nos queda mucho tiempo así que debemos hacerlo rápido.
Eligió la primera receta que
encontró donde decía que servía para aliviar el dolor de cabeza.
Tal como indicaba la receta, añadió y mezcló el peso de los ingredientes. El té con una ligera esencia de limón estaba empaquetado en una bonita botella de vidrio y ésta a su vez, envuelta en una bolsa de terciopelo.
― Vamos ahora.
El anexo del ala este, donde se encontraba la habitación de Iby, era el lugar donde se alojaban las hijas del emperador. Desmond II tenía 10 hijas. Por lo que tan pronto como abandonó su habitación, Iby pudo encontrarse con las otras medias hermanas.
― Saludos querida hermana
Itzel, ¿Dormiste bien?
― Hola Iby, ¿Qué estás haciendo? Hey, casi no te reconozco porque ya no llevas esas trenzas de mal gusto.
Cuando la gente que se reunía superaba las 2 personas, había reglas que seguir. De acuerdo con la ley del Palacio Imperial, en la Familia Real quienes estaban en la línea inferior de sucesión al trono debían acercarse a los que estaban en la línea superior y saludarlos primero, y marcharse cuando hayan recibido una respuesta.
Dado que Iby era la decimotercera en la línea de sucesión al trono, debía inclinar la cabeza primero, cada vez que se encontraba con alguien.
― Saludos, Stephanie. Buenos
Días...
― Ah, hola. Estoy ocupada.
Para ese entonces, Iby ya se había convertido en una snob en el palacio. Era normal que algunas mujeres en la línea de sucesión no tuvieran respuesta a los saludos durante toda su vida hasta el final.
Iby no se agitó, ella esperó a que la rubia de cabello ondulado se alejara de su lado para levantar la cabeza. Cedella en su lugar, susurró como si estuviera enojada.
― Esto es demasiado. No puedo
creer que estén pasando sin saludar como es debido.
― ¿Supongo que al menos respondieron de vuelta? Si pasaran junto a nosotras fingiendo no verme, tendríamos que quedarnos atrapadas aquí.
De hecho, en su vida pasada
a menudo fue intimidada de esa manera por sus hermanas y hermanos.
Hubo un tiempo donde Brigitte, siendo ya Princesa Heredera, dejó a Iby esperando en el pasillo durante medio día en invierno.
― Supongo que ese es el caso
con la Sexta Princesa Imperial. Pero es demasiado para que incluso su dama de honor
pase sin siquiera mirarla.
― ¿Cómo te diste cuenta? Te
inclinaste junto conmigo.
― Puedo verlo incluso si me
estoy inclinando. Cuando se trata de mi señorita, creo que tengo ojos en la
nuca.
― Eso es increíble. Es comparable con la magia, ¿no es así?
Mientras calmaban su ira con una pequeña charla, Iby y Cedella llegaron a la entrada. Cuando salió del palacio, el clima fresco, pero soleado le dio la bienvenida a Iby.
Había pasado mucho tiempo desde que sintió el sol cayendo sobre su piel, debido a que anteriormente había estado encerrada en una habitación secreta durante un mes, sin embargo, su nueva y sorprendente vida la hizo sentir un poco emocional.
Era momento de caminar por el largo pasillo de mármol. No alcanzó a dar unos cuantos pasos cuando alguien la alcanzó.
― ¡Ah, Hermana!
―…
― ¡Iby! ¡Hermana Iby!
Iby casi endureció su expresión.
“¡Rosie...!”
Fue Roseline quien llamó ansiosamente a Iby con su caprichosa voz. Tuvo que enfrentarse a su asesina antes de lo esperado.
“Huh, mantengamos la calma.”
Iby tomó tres profundas
respiraciones antes de poder ablandar su expresión y mirar hacia atrás.
― ¡Hermana...! ¡Ah! Te volteaste.
Con un vestido rosa claro, Roseline estaba mostrando su belleza por todas partes hoy. Cuando Cedella vio eso, susurró en voz baja al oído de Iby con admiración.
― La Octava Princesa realmente está usando coletas, sus suposiciones eran correctas.
Iby miró a Roseline, que se estaba acercando.
― ¡Hermana Iby!
Cuanto más cercana se hacía la sonrisa de miel de Rosie, que parecía encantadora de pies a cabeza, más se oscurecían los ambarinos ojos de Iby.
“― ¿Estás muerta? Oh, ¿Finalmente moriste?”
“― Soy solo yo ahora. Michael, el asiento de la Emperatriz,
¡Es todo mío! ¡JAJA! ¡JAJAJAJA!”
Los hombros de Iby estaban
temblando debido a la espeluznante voz de su memoria.
“Rosie, eras amada por todos y tenías todo lo que querías. Ahora que tenías al hijo de Michael, el asiento de la Emperatriz ya era tuyo.”
Cegada por su deseo de monopolizar todo, Roseline envenenó a Iby para asegurar su posición como la única persona de sangre real que quedaba.
Envenenó a su propia sangre solo para aumentar su valor.
“Fingiste no poner un paso dentro de la política. Sin embargo, eras una chica muy calculadora y aterradora.”
De no haber regresado en el
tiempo, Iby se sentiría agraviada y resentida. Era un gran alivio.
Sin darse cuenta, la Roseline del presente que estaba frente Iby, sonreía
alegremente.
― ¿Cómo has estado, hermana?
―…
― ¿Huh?
¿Hermana? ¿Sucede algo?
― Te ves muy linda hoy ―dijo
Iby recobrando el sentido y respondiendo con naturalidad.
― Ah,
gracias. Hermana... pusiste un montón de esfuerzo en tu maquillaje matutino.
Fue un cumplido bastante ambiguo. Pero si lo pensaba detenidamente, Roseline nunca le dio a nadie un cumplido con palabras vacías.
― Por cierto, estabas
caminando muy rápido. Te hablé muchas veces, pero fingiste no escucharme.
De acuerdo a la etiqueta de la Corte Imperial, era de mala educación responder el llamado de alguien que se encontraba más de cinco pasos lejos por detrás.
En el pasado le habría señalado con delicadeza su error con sus mejores intenciones, pero ahora Iby no sentía ningún tipo de afecto familiar.
Iby cambió el tema con moderación.
― Rosie, ¿Vas de camino a
desear los buenos días a nuestro padre?
― Sí. Tú también vas a visitarlo
hoy, ¿verdad? Vamos juntas.
― Vayamos, pero hay alguien a
quien no había visto antes ―dijo Iby mirando atrás
de Rosie.
Había un hombre de rostro cortés e inexpresivo. Era un apuesto hombre de cabello plateado que llevaba un uniforme de la guardia real.
“El Caballero homúnculo de cabello plateado...”
Ella sabía quién era, pero esperó a que su hermana se lo presentase.
― Él es Sylvestian Millard. Es
un Caballero de la Guardia Imperial. Lo solicité como escolta para ir al
Palacio Imperial.
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